En el volumen que reúne los trabajos de filosofía griega de José María Garrido Luceño, parece claro que desde su perspectiva la distinción entre filosofía y teología no deja de tener algo de convencionalidad. Pues, en efecto, el pensamiento filosófico clásico se injerta de manera orgánica en la reflexión teológica, dándole estructuración conceptual, y por otro lado, la teología cristiana puede alumbrar y esclarecer oscuridades o lagunas del razonamiento filosófico.
La complementación de estos dos ámbitos nos parece ser una de las aportaciones más notables de José María Garrido. Esto lo vemos ya presente en su libro Antropología teológica. Apuntes sobre el hombre nuevo (Sevilla, 2012), pues lo que a alguien pudiera parecer contradictorio (aunar antropología y teología), discurre de manera fluida a lo largo de todo el trabajo; y desde luego, lo leemos también de manera paladina en la carta personal dirigida a Moltmann y que el mismo José María tradujo.
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